¿Y si todo?

Mis manoa tiemblan y se aferran al fuego,
es de hierro tu corazón,y el mio,cera derretida,
consumida hasta la saciedad por el deseo de besarte,
y de caer en la red que tejes
para salvarme de mi misma a cada instante.

Es tu abrazo una cuna que no me parece extraña,
son tus ojos un labertinto de rosas y hierba,
eres mi sol y mi luna,
condena y rescate,heroe y pasión.

Un suspiro trae tu recuerdo,
me escondo en la aurora y en el reloj,
es la marea mi asesina,
y el cielo mi reflejo.

Son las nubes mi delirio,
cuando tu rostro se forma en ellas,
es tu piel,un escalofrío mio,
una madrugada de ensueño, una locura por crear.



Hay vagones de tren vacios,aviones de papel rotos,
barquitos de madera que han naufragado,y yo,
como una ola,reviento,estallo,
no se caminar,no se ha donde ir,
me corto la piel y no sangro,
mi corazon herido,cocido,va aguantando,
y no se si moriria en el intento,
o se curaria para siempre,
solo se que cabare mi tumba,
por si nadie quiere hacerlo.

Hay montones de olvidos,en el baul de tu alma,
y una gota parece mecer mis sueños,
me embriaga tu voz,soy culpable de amarte,
quizás como andie haya echo antes,
y echo de menos tu roce,tu aliento en la espalda,
tu presencia,tu sorpresa y tu sombra tras de mi,
es tu ausencia en mi interior un terremoto,
y dejas delirio tras de ti...

Laura Fuentes Vega


Hay almas que tienen
azules luceros,
mañanas marchitas
entre hojas del tiempo,
y castos rincones
que guardan un viejo
rumor de nostalgias
y sueños.

Otras almas tienen
dolientes espectros
de pasiones. Frutas
con gusanos. Ecos
de una voz quemada
que viene de lejos
como una corriente
de sombra. Recuerdos
vacíos de llanto
y migajas de besos.

Mi alma está madura
hace mucho tiempo,
y se desmorona
turbia de misterio.
Piedras juveniles
roídas de ensueño
caen sobre las aguas
de mis pensamientos.
Cada piedra dice:
"¡Dios está muy lejos!"

Lorca

RIMA LXVI

¿De dónde vengo...? El más horrible y áspero
de los senderos busca:
Las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.


¿A donde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.

Bécquer