un cuerpo rendido,temblando,llora,
una mujer tendida en su frío infierno,quiere morir,
no hay esperanza capaz de levantarla...
Quizás una noche más pueda una mano acariciarla
hasta matarla.
Tal vez otro atardecer se verá plagado
de gritos ahogados en su garganta,
que ahorcados,ya mudos,sólo murmuran
los secretos de un alma apagada,
que perece en cada segundo,
naufragando en las miradas perdidas de la pared.
La única compañera en ese instante es la tristeza,
que abrazada a ella tranquiliza,
su cómplice será la soledad que acuna
sus lamentos echos sangre en la piel,
que el odio del amor,rompe a latigasos...
Sus labios ya no respiran,quebrados por el temor,
el miedo se ha colado en sus venas;
más quisiera yo salvarte,sacarte de ese lugar,
esa boca cocida con penas derramadas
entre sangre y lágrimas mezcladas,
sólo deja escapar silencios mutilados,
son susurros que anhelan libertad...
Dame ahora tu mano,¡escóndete!,
no aguantes,el viento no te vendrá a buscar,
mañana será tarde si el mundo por ti no cambia,
si no se detiene el tiempo hoy,
mañana donde antes había mar,
sólo quedaran cenizas,de mujeres echas trizas,
entre las manos de un ignorante del amor.
No corras,no pierdas la razón,
la mayor locura es aquí quedarte,
la llama de tus ojos voló,
allí lejos donde no eres esclava de nadie.
Pues dueña de ti eres tu misma,
que no te encadenen a desaparecer,
es tu vida la que rescato hoy con mis palabras
para darte fuerzas;¡no estás sola!
Eres guerrera que cargas atada a las sombras
el peso del cielo olvidado...
Este es tu camino,no mires atrás,
tu destino está conmigo,guerrera hasta el final,
tu candado,tu cárcel,son pasado...
Ahora conquista este cielo olvidado...
con tu nuevo corazón forrado,
con tu dura mirada...
sin dueño siempre,
con un sueño que alcanzar...
A todas las mujeres...no podemos rendirnos jamás...
Laura Fuentes Vega
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